Se dice el pecado pero no el pecador
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El refrán «Se dice el pecado pero no el pecador» significa que se está hablando de una mala acción o un comportamiento inapropiado, pero no se está nombrando a la persona que lo ha cometido.
El origen del refrán se encuentra en la tradición cristiana, en la que el pecado es una acción que va contra la voluntad de Dios. En el contexto religioso, el refrán se utilizaba para referirse a las personas que confesaban sus pecados a un sacerdote, pero no revelaban el nombre de la persona con la que habían cometido el pecado.
En la actualidad, el refrán se utiliza en un sentido más amplio para referirse a cualquier situación en la que se está hablando de un comportamiento negativo, pero no se quiere o no se puede identificar a la persona que lo ha cometido. Por ejemplo, si alguien cuenta que ha visto a un vecino robando, podría decir «Se dice el pecado pero no el pecador» para evitar implicar al vecino.
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