No hay mal que cien años dure
Refrán: No hay mal que cien años dure.
»
El refrán “No hay mal que cien años dure” se utiliza para expresar, con frecuente matiz irónico, que no debe uno desesperar (ser presa de la desesperación) cuando sufre inevitablemente una circunstancia enojosa, pues lo lógico es que esa circunstancia acabe desapareciendo.
«